La palabra “auténtica” se puede definir como algo que es real, cierto o verdadero. Una persona auténtica es sincera, tanto consigo misma como con los demás.

Me encanta que en la iglesia no pretendemos ser perfectos bajo ninguna circunstancia. Entendemos que Dios busca un corazón genuino. Para nosotros el amar a Dios y amar a las personas es mucho más que un slogan, es verdaderamente la esencia de quiénes somos, y de ella deriva nuestra manera de hacer iglesia.

La religión nos enseña que Dios busca reglas y requisitos, que le importa más lo exterior del hombre. Pero cuando tenemos una relación con Jesús nos damos cuenta de que lo importante es nuestro corazón, y que este determina todo lo que hacemos. En nuestra casa creemos que Dios nos llamó, a ti y a mí, a ser líderes auténticos.

Dios nos llama constantemente a rendirle nuestros corazones, para que con la ayuda de su Espíritu Santo podamos ser un reflejo de Jesús en la tierra. Todos necesitamos ayuda, ni tú ni yo podemos vivir de manera auténtica sin la ayuda del Espíritu Santo. Es él quien nos revela quién es Dios y quiénes somos en Dios; nos lidera, guía, corrige y fortalece a lo largo del camino.

Te animo a que hoy puedas decirle a Dios: “Crea en mí, un corazón limpio, y renueva la firmeza de mi espíritu”. Sigamos como iglesia, viviendo vidas auténticas, reflejando el amor de Jesús, tanto en palabras como en acciones.