La conexión inherente entre tu espíritu, alma y cuerpo conlleva que lo que le afecta a uno, afecta al otro, tanto positiva como negativamente. Tener un alma que está en paz empieza por atender los asuntos espirituales. La Palabra de Dios es parte integral del bienestar de tu alma. Hebreos 4:12 (NTV) dice:

‘Pues la palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra entre el alma y el espíritu, entre la articulación y la médula del hueso. Deja al descubierto nuestros pensamientos y deseos más íntimos.’

Este poderoso versículo revela 5 características clave de la Palabra de Dios:

La Palabra de Dios está VIVA. A menudo se hace referencia a la Biblia como la Palabra viva.

En la parábola del sembrador, Jesús comparó la Palabra de Dios con una semilla (ver Lucas 8). Cuando recibes la Palabra de Dios, es como una semilla. Al principio, no parece tener vida, pero una vez que se siembra en buena tierra, tiene el potencial de producir grandes cosas en tu vida. Plantada en la tierra fértil de tu corazón, la Palabra de Dios reproducirá la naturaleza de Cristo en ti.

La Palabra de Dios es PODEROSA. Así como un gran árbol comienza con una semilla en la tierra, la Palabra de Dios en ti tiene poder creativo y transformador. A medida que te alimentes de ella, comenzará a transformarte de adentro hacia afuera.

La Palabra de Dios es MÁS AFILADA QUE CUALQUIER ESPADA DE DOBLE FILO. Cualquier cosa que te afecte físicamente también te afectará emocional y espiritualmente. Por ejemplo, las enfermedades o circunstancias difíciles tienen un impacto en cómo te sientes, y las emociones negativas provocan respuestas físicas negativas en tu cuerpo; así como las emociones positivas lo hacen de una manera positiva (Pr. 17:22). La Palabra de Dios puede discernir entre tu alma y tu espíritu. Proverbios 3 dice: ‘Escucha la voz de Dios en todo lo que hagas. Él es quien te mantendrá en el camino correcto’ (MSG traducción al español).

La Palabra de Dios DIVIDE EL ALMA DEL ESPÍRITU. Puede ser difícil conocer los verdaderos motivos de tu corazón. David lo sabía cuando clamó: ‘Examíname, Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por el mal camino’ (Salmos 139:23-24 NVI). La Palabra de Dios puede penetrar con la precisión de un cirujano entre tu alma y tu espíritu. Tiene la capacidad de ver toda tu vida y exponer la verdad para desvelar a Cristo en ti como nada más puede hacerlo.

La Palabra de Dios EXPONE NUESTROS PENSAMIENTOS MÁS ÍNTIMOS E INTENCIONES DEL CORAZÓN. El conocimiento y la comprensión de uno mismo pueden implicar enfrentamientos dolorosos con tus debilidades. Pero obtener conocimiento de ti mismo de tal manera que alinea tu vida con Dios y la imagen de Cristo en ti, te brinda verdadera libertad y paz interior. Jeremías dijo que el corazón humano es engañoso “sobre todas las cosas”, más allá de nuestro entendimiento. Necesitamos la Palabra de Dios y Su ayuda para descubrir las cosas ocultas que desconocemos; cosas que amenazan con limitar o sabotear nuestras vidas. Recuerda: Conocer la verdad es lo que te hace libre.

Haz tuya la oración de David:

‘Sin esta luz de revelación, ¿cómo podría detectar el descarrío de mi corazón? Señor, perdona mis defectos ocultos siempre que los encuentres. Sigue limpiándome, Dios, y guárdame de mis pecados secretos y egoístas; ¡qué nunca me gobiernen! Porque sólo entonces estaré libre de culpa y seguiré siendo inocente de rebelión. Que las palabras de mi boca, mis pensamientos de meditación y cada movimiento de mi corazón sean siempre puros y agradables, aceptables ante tus ojos, mi único Redentor, mi Dios Protector.’ Salmos 19:12-14 (TPT traducción al español)