“Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
2 Timoteo 1:7 (NVI)
“Sé fuerte y valiente, porque tú harás que este pueblo herede la tierra que les prometí a sus antepasados. Solo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella para nada; solo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito. Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.”
Josué 1:6-9 (NVI)
“Y, si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en ustedes, el mismo que levantó a Cristo de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su Espíritu, que vive en ustedes.”
Romanos 8:11 (NVI)
Jesús es más que una hermosa historia. Su sacrificio y resurrección señalan cada día el camino hacia una nueva vida.
La salvación de Jesús nos rescató de todo aquello que no proviene de él: de la enfermedad, de la miseria, de la baja autoestima, de la injusticia, de la condenación y entre tantas cosas más, nos rescató del temor.
Él sabe que nuestra humanidad muchas veces nos paraliza frente al miedo, pero su Espíritu nos da la fortaleza necesaria para enfrentar cada día las dificultades que se nos presentan, y que quizá vemos como gigantes.
El precioso Espíritu Santo que vive en nosotros es la fuente de poder que produce autoridad para caminar como hijos de Dios. Es quien nos enseña cada día a amar, entregándonos sin temor ni reserva, para crear lazos fuertes que levantan a una iglesia sana. Nos permite pertenecer a una comunidad que modela, con un amor que nos habilita a pelear juntos y mejor las batallas. Además, su presencia transforma nuestra mente para que sea más como la de él, y cuando esto sucede, sabemos cómo actuar en cada situación o dificultad.
Su Espíritu en nosotros es la mayor fortaleza que podemos tener. Es el poder que transforma nuestro interior y exterior. El temor solo arruina los planes y no nos deja avanzar, ¡pero nosotros no somos de los que retroceden, somos de los que confían en todo lo que Jesús hizo por nosotros, y con esa fortaleza seguimos adelante!
? Oración:
Señor, sé quién eres y quién soy para ti, pero a veces el temor me aleja de lo que deseas para mi vida. Te pido que hoy me ayudes a caminar en fe y en fortaleza. Que cambies mi mente para vivir conforme a la naturaleza que me entregaste. Hoy decido no caminar más en temor, sino como hijo del Rey. En el nombre de Jesús. Amén.