“El celo por tu casa me consume; sobre mí han recaído los insultos de tus detractores.”
– Salmo 69:9 NVI
David estaba tan consumido de celo por la Casa de Dios que sentía personalmente los insultos que dirigían hacia Dios. Los discípulos recordaron las palabras de David cuando Jesús expulsó a los mercaderes y cambistas de los atrios del templo. Todo el pueblo se levantó y
gritó: „¡Amén! ¡Amén!“ cuando Esdras abrió el libro de la Ley. Fue también el celo lo que consumió a la mujer samaritana al compartir su revelación de Jesús con todo su pueblo. A pesar de las extremas dificultades, las iglesias macedonias le imploraron a Pablo y a Timoteo „con mucha urgencia“ para recibir su ofrenda y compañerismo.
¿Entiendes la idea? Las personas con celo inspiran a otros. El celo es una gran energía o entusiasmo en la búsqueda de una causa; vivir más allá de uno mismo y marcar la diferencia en el mundo. Como cristianos, tenemos aún más razones para sentirnos apasionados por nuestra Nuevo Pacto en Cristo, pero lamentablemente, no todos los cristianos se sienten así. La pasión por la Casa de Dios te mantendrá en marcha y en rumbo, pero no hay nada inspirador en las personas apáticas que solo cumplen con sus obligaciones. Cuando la gente venga a tu iglesia para encontrarse con Jesús, ¿encontrarán pasión y entusiasmo por la Casa de Dios?
“No nos cansemos, pues, de hacer el bien porque a su tiempo cosecharemos, si no desmayamos.”
Gálatas 6:9 RVA2015
El celo por hacer el bien tiene una temporada de cosecha para aquellos que se niegan a cansarse. ¿Qué está creciendo en tu vida? ¿Cansancio y apatía? ¿Insatisfacción? O, ¿hacer el bien? Desanimarse conduce al cansancio, así que si te estás desanimando, reconoce que es el enemigo tratando de robar tu celo; y el celo es la energía que alimenta tu propósito.
El desánimo y la familiaridad son enemigos de tu celo. Es muy fácil familiarizarse con las cosas que Dios ha hecho, especialmente si has sido cristiano por mucho tiempo. La edad tiende a cansar a algunas personas, pero no tiene que ser así. Sea cual sea tu edad, manténte joven en tu espíritu y mantén un espíritu de avivamiento. No pierdas de vista el futuro ni permitas que la oposición te robe el celo y te deje cansado. Necesitas celo y pasión para perseguir tus sueños, y el celo te capacitará para vencer, especialmente cuando te enfrentes al desánimo. Cuando das todo en pos de la causa de Cristo, con el tiempo, cosecharás tu recompensa.
No quiero simplemente poseer fe; quiero una fe que me posea.
– Charles Kingsley