CLOSE
FIND A HILLSONG CHURCH NEAR YOU
GO
It looks like location services are turned off. Enable location services in your settings to use your current location, or type your address in the search bar.
Back to search
List view
Map
NEW VENUE
Gathering Online
Service Times and Information
Free Parking
Close To Public Transport
Wheelchair Accessible
Parents Room
VISIT CAMPUS WEBSITE

Día 13 - Una casa saludable

Nov 15 2020

Beklager, denne post er kun tilgængelig i English.

Cuando me preguntan sobre una iglesia saludable, no puedo evitar hacer referencia a la palabra en Salmos 92:12-14. Si queremos florecer, Dios nos llama a estar plantados en su casa. Porque su casa no es un lugar que visitamos, sino un lugar al cual pertenecemos.

La iglesia se trata de una familia que adora y crece junta, que en momentos de necesidad está allí para darse, para orar, para apoyarte y acompañarte.

Recuerdo hace muchos años, el tiempo previo a que mi papá se graduara a la eternidad. En sus últimos siete meses de vida, prácticamente pasábamos día tras día en el hospital. Cuando me tocaba ir a la oficina, terminaba de trabajar y pasaba a buscar a Lucy y a mis hijos para visitar a mi papá y estar con él.

Durante toda esa época, que fue un momento personal muy duro, me encantaba que teníamos visitas de la iglesia tres o cuatro veces por semana. Los pastores y otros miembros de la congregación venían a orar por nosotros y en muchas ocasiones nos traían comida o nos mandaban cosas que necesitábamos. Estaban ahí para apoyarnos.

Esa es la ventaja de ser parte de una comunidad de fe. Una casa saludable es familia que te rodea y te contiene.

En Romanos 12, Pablo nos dibuja una imagen de cómo debe ser la iglesia, nos desafía a formar una comunidad saludable, donde cada individuo se sienta incluido, amado y valorado.

Una casa saludable se cultiva con amor genuino, acciones generosas y respuestas inesperadas, o como dice Pablo, venciendo el mal con el bien. ¡Una casa saludable se cultiva con un corazón saludable!

Tú y yo somos la iglesia, y determinamos su cultura. Tenemos en nuestras manos la oportunidad de edificar una casa donde las personas se puedan plantar, florecer, desarrollar su potencial y alcanzar el propósito que Dios tiene para sus vidas.