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Día 17 - Una adoración reconstruida

Nov 23 2021

Beklager, denne post er kun tilgængelig i English, Español og Català.

“Una cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré:
Que habite yo en la casa del Señor todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura del Señor
Y para meditar en Su templo.”
Salmos 27:4 (NBLA)

“Moisés levantó el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y colgó la cortina para la entrada del atrio. Así terminó Moisés la obra. Entonces la nube cubrió la tienda de reunión y la gloria del Señor llenó el tabernáculo.”
Éxodo 40:33-34 (NBLA)

“Entonces Jesús, clamando otra vez a gran voz, exhaló el espíritu. En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron”
Mateo 27:50-51 (NBLA)

“Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.”
Hebreos 4:16 (NBLA)

“En Cristo también ustedes son juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.”
Efesios 2:22 (NBLA)

 

¿Para qué estoy aquí en la tierra?

Esta pregunta ha estado presente a través de toda la historia de la humanidad. Algo que encontramos cuando nos acercamos a Dios es que para responder una pregunta así tenemos que ir al origen. ¡Tú y yo fuimos creados para contemplar a Dios y disfrutarlo para siempre! Éste es el propósito de Dios, que lo conozcamos y que vivamos la vida que él diseñó para nosotros.

La verdadera adoración es crecer en intimidad con Dios y hacer su voluntad. Exponernos a lo increíble que él es y responder con toda nuestra fuerza, mente y corazón. Todo esto es posible a través de Jesús.

En Éxodo 40:33-34 vemos que Moisés y el pueblo de Israel tienen que edificar un espacio con detalle y rigor minucioso, para, una vez cumplidos muchos requisitos, poder adorar e interactuar con Dios. Pero cuando Jesús murió en la cruz, rasgó el velo de ese espacio, dejándolo abierto para todos, terminando así con la distancia entre Dios y nosotros.

Ahora tenemos libre acceso a una relación con Dios y, por consecuencia, a una vida de adoración correcta y pura. Podemos acercarnos confiadamente, tal y como somos, al trono de gracia todos los días, para conocer más a Dios, responder en gratitud y descubrir los planes que él tiene para nosotros.

Individualmente, nuestra adoración tiene poder y un potencial enorme. ¡Cuánto más si sumamos esfuerzos y nos unimos unos con otros! Hagamos a un lado nuestras diferencias para exaltar al único que lo merece. Pablo nos describe en su carta a los efesios como ladrillos que Jesús está usando para edificar la construcción más gloriosa de todos los tiempos: su iglesia.

Somos la iglesia, edificados en Jesús para formar una casa para todos, un refugio para el pródigo, un hospital para pecadores, la esperanza del mundo. Seamos intencionales en vivir una vida de adoración, conociendo más a Dios, pareciéndonos a él, extendiendo su amor a todos los demás y edificando su casa.

 

? Oración:
Jesús, gracias por tu obra en la cruz y por el camino abierto que dejaste para mí. Gracias porque ahora puedo verte y conocerte cara a cara. Ayúdame a vivir como una respuesta de gratitud a lo que tú hiciste por mí. Que pueda experimentar una vida de adoración, no solo como individuo, sino plantado y floreciendo en tu casa. Ayúdame a ser alguien que te adore en espíritu y en verdad, siempre. Amén.