“No se dejen engañar: nadie puede burlarse de la justicia de Dios. Siempre se cosecha lo que se siembra. Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna. Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, en especial a los de la familia de la fe.”
Gálatas 6:7-10 NTV
El apóstol Pablo comienza este pasaje planteando una verdad contundente: “siempre se cosecha lo que se siembra”. Creer esa verdad nos debería llevar a hacernos, por lo menos, dos preguntas: ¿qué clase de cosecha quiero obtener en mi vida? y, ¿qué tipo de semillas estoy sembrando para obtener esa cosecha que espero?
En la vida tendrás múltiples oportunidades de sembrar distintas semillas; estas seguramente dependerán de los objetivos, metas y sueños que deseas alcanzar. Pero, hay una semilla que produce una cosecha tan grande que ni siquiera nuestra mente humana alcanza a visualizar.
Según este pasaje, la cosecha que Dios tiene preparada para nosotros es una vida de fe llena de sus bendiciones. Y la semilla que necesitamos para producir esa vida de fe es vivir para agradar al Espíritu. ¿Cómo agradamos al Espíritu? ¡No nos cansemos de hacer el bien!
Vivamos una vida en la que no dejamos pasar las oportunidades que aparecen diariamente para hacer el bien. Vivamos una vida que valora lo que el Espíritu Santo valora y desecha lo que el Espíritu Santo desecha.
¡Vive una vida enfocada en sembrar constantemente semillas de bien en los demás y no tengas dudas que cosecharás numerosas bendiciones para tu vida!
Oración: Jesús gracias por darnos la oportunidad de ver la cosecha de aquello que sembramos. Ayúdanos a sembrar completamente conscientes de la eternidad de nuestra semilla. Que podamos agradarte enfocándonos en todo aquello que valoras, sembrando bondad en los demás en cada oportunidad que nos presentas. Amén.