Así que ahora les doy un nuevo mandamiento: ámense unos a otros. Tal como yo los he amado, ustedes deben amarse unos a otros. El amor que tengan unos por otros será la prueba ante el mundo de que son mis discípulos”.
Juan 13:34-35 NTV
El pasaje para el día de hoy tiene un contexto que eleva su importancia. El evangelio de Juan nos narra que Jesús estaba compartiendo la última cena con sus discípulos ya que sabía que la hora de su muerte se acercaba. No solo eso, Jesús compartió esta mesa con Judas quien lo traicionaría y también con Pedro quien lo negaría tres veces. Pero aun sabiendo todo esto, Jesús lava los pies de sus discípulos y luego los anima a amarse unos a otros, a bendecirse unos a otros, tal y cual como él lo había hecho.
Esto debe animarnos a vivir una vida que bendice a otros no solo cuando la temporada es buena y abundante sino también en momentos difíciles. Jesús nos bendijo con cada paso que tomó, incluso en momentos difíciles. Esas semillas de amor que él plantó en nosotros deben producir una manera de vivir que bendiga y ame a los demás. Gracias a que Jesús nos ha bendecido con salvación, propósito, dones y su amor, nosotros también podemos impactar a otros viviendo de una manera que ejemplifique el generoso amor de Dios sobre nuestras vidas.
Finalmente, debemos notar que Jesús menciona este mandamiento inmediatamente después del lavado de los pies a sus discípulos. Por lo tanto, no es un apego sentimental que Jesús espera entre sus seguidores. Más bien, es amor que se traduce en una decisión de llevar un estilo de vida que bendiga a los demás de manera radical.
Oración: Jesús, ayúdame a vivir una vida que bendiga a otros. Que no se trate solo de sentimientos o cosas superficiales sino que sea una manera de vivir radical que los impacte así como tu amor, tu gracia y tu manera de vivir nos sigue bendiciendo hasta el día de hoy. Amén.