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Nuestras palabras tienen resultados reales y medibles. Pueden edificar a las personas y provocar cambios positivos. O pueden derribar a las personas y causar un gran daño. Proverbios 18:21 (TPT) dice: “Tus palabras son tan poderosas que matarán o darán vida, y el que habla mucho cosechará las consecuencias”.

Como indica la segunda mitad del versículo anterior, lo que decimos también tiene consecuencias para nosotros. Nuestras palabras pueden hacernos más grandes por dentro o más pequeños y mezquinos. Proverbios 11:17 (MSG) dice: “Cuando eres amable con los demás, te ayudas a ti mismo; cuando eres cruel con los demás, te haces daño a ti mismo”. Piensa en tus palabras como semillas que producen una cosecha, no solo en tus esferas de influencia, sino también en tu propia vida. Proverbios 18:20 (TPT) dice: “Compartir palabras de sabiduría satisface tu ser interior. Te anima saber que has cambiado la vida de otra persona”.

Puede sonar cliché, pero realmente es importante pensar antes de hablar (publicar o comentar en las redes sociales). Proverbios 15:28 (NVI) dice: “El corazón del justo medita sus respuestas, pero la boca del malvado rebosa de maldad”. Hay una frase de Sócrates que sugiere que midamos lo que decimos preguntándonos: “¿Es verdad, es amable o es necesario?”

Jesús apunta a una conexión entre el corazón y la boca, en Lucas 6:45 (NTV), cuando dice: “Lo que uno dice brota de lo que hay en el corazón”. Si tu corazón ya no es tierno hacia Dios; si has permitido que la amargura, la ofensa, el resentimiento o la envidia entren a tu corazón; si eres inseguro, estás herido, eres orgulloso o egocéntrico, te costará hablar palabras vivificantes sobre una situación, animar a los demás o ser amable y generoso con tus palabras. Por eso es tan importante guardar tu corazón por encima de todo (como dice Proverbios 4:23).

El mundo está luchando contra fuertes tormentas en muchos frentes y hay más que suficientes juicio, dolor, cinismo y duras críticas. Hagamos lo contrario y hagamos todo lo posible por amarnos, animarnos, apoyarnos y alimentarnos mutuamente con nuestras palabras. Es milagroso lo que pueden hacer las palabras correctas en el momento correcto. Pienso en el impacto de las palabras que dan vida como un milagro de multiplicación, como cuando Jesús utilizó unos pocos panes y peces para alimentar a una multitud de miles de personas. Ofrecemos unas pocas palabras de ánimo a alguien, y Dios sobrecarga el efecto que tienen para que transformen completamente una vida.

Proverbios 18:21 NTV
Proverbios 11:17 NTV
Proverbios 18:20 NTV
Proverbios 15:28 NVI
Lucas 6:45 NTV
Proverbios 4:23 NTV