El verdadero significado de la iglesia no tiene que ver con edificios o liturgia, sino con entender que la iglesia somos las personas que formamos parte de ella. Cuando entendemos esto, algo poderoso sucede, porque en ese momento nos hacemos dueños de lo que llamamos “casa”.
La visión de la iglesia es ser una casa que impacta a la sociedad en la cual vivimos, y cada uno de nosotros somos parte de ese impacto, porque fuimos llamados por Dios para marcar una diferencia. La iglesia no está edificada sobre los dones y talentos de unos pocos, sino sobre el sacrificio de muchos. El impacto de una iglesia se hace visible cuando cada individuo entiende que fue elegido por Dios para impactar a otros.
En 2 Corintios 5:20 podemos leer que somos embajadores de Cristo y que Dios hace su llamado a través de nosotros. Ser embajadores quiere decir que somos los representantes del reino de los cielos en la Tierra.
¿Sabías que Dios te eligió para que seas su representante?
En medio de la temporada que vivimos, tenemos la oportunidad de traer el reino de los cielos a esta Tierra. Tú y yo tenemos un llamado. Independientemente de quién eres y de lo que hayas hecho, Dios te eligió y te nombró embajador de su reino, para que lleves su causa adelante. Y la sociedad necesita que cada uno de nosotros llevemos la carga de su mensaje.