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Día 8 - La semilla produce una vida llena de alegría

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“Cuando el Señor trajo a los desterrados de regreso a Jerusalén, ¡fue como un sueño! Nos llenamos de risa y cantamos de alegría. Y las otras naciones dijeron: «Cuántas maravillas ha hecho el Señor por ellos». ¡Así es, el Señor ha hecho maravillas por nosotros! ¡Qué alegría! Restaura nuestro bienestar, Señor, como los arroyos renuevan el desierto. Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría. Lloran al ir sembrando sus semillas, pero regresan cantando cuando traen la cosecha”.

Salmo 126 NTV

“El Espíritu del Señor Soberano está sobre mí, porque el Señor me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para consolar a los de corazón quebrantado y a proclamar que los cautivos serán liberados y que los prisioneros serán puestos en libertad. Él me ha enviado para anunciar a los que se lamentan que ha llegado el tiempo del favor del Señor junto con el día de la ira de Dios contra sus enemigos. A todos los que se lamentan en Israel les dará una corona de belleza en lugar de cenizas, una gozosa bendición en lugar de luto, una festiva alabanza en lugar de desesperación. Ellos, en su justicia, serán como grandes robles que el Señor ha plantado para su propia gloria”.

Isaías 61:1-3 NTV

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
Hebreos 11:1 RVR1960

“Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno”.

2 Corintios 4:16-18 NVI

El proceso de crecimiento de una semilla es un proceso doloroso. Ocultos bajo tierra, la mayoría de los procesos por los que pasa una semilla antes de crecer y florecer no son tan agradables y atractivos a la vista.

Lo mismo ocurre con la maduración de nuestras vidas. El proceso que atravesamos puede ser doloroso y solitario, pero la certeza de lo que está por venir genera en nosotros la esperanza de permanecer con fe y confianza a lo largo del viaje.

Lo que produce alegría en nuestras vidas es la certeza de que cada semilla que se siembra con lágrimas trae la seguridad de una cosecha, que nuestro llanto mientras sembramos nuestras semillas será recompensado con cantos de alegría cuando traigamos nuestras cosechas.

Todo el dolor durante el proceso genera un peso eterno de gloria y aunque exteriormente nos desgastamos, interiormente nos renovamos día a día. La semilla en nosotros comienza a brotar en medio de este proceso y cambiamos nuestras cenizas por una corona, nuestro llanto por un aceite de alegría, dejamos un espíritu deprimido y ganamos un manto de alabanza.

Oración: Gracias Padre por toda la alegría que se produce en mí. Que en cada paso de este proceso de crecimiento y maduración pueda mirar al futuro con la seguridad de que la alegría es siempre mi porción.