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Día 10 - Corazones restaurados

Nov 17 2021

Desculpe, este conteúdo só está disponível em Inglês (Eua), Espanhol Europeu e Catalão.

“Aleja de tu boca la perversidad; aparta de tus labios las palabras corruptas”.
Proverbios 4:24 (NVI)

“Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables”.
1 Pedro 5:10 (NVI)

“Así enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se volverán a ti”.
Salmos 51:13 (NVI)

“Por mi parte, hermanos míos, estoy seguro de que ustedes mismos rebosan de bondad, abundan en conocimiento y están capacitados para instruirse unos a otros”.
Romanos 15:14 (NVI)

 

¿Cómo está tu corazón? En él se encuentran nuestros sentimientos y emociones, por eso es muy importante analizar cómo lo estamos cuidando cada día. La palabra de Dios dice, en Proverbios 4:23: “Sobre todo, guarda tu corazón, porque de él mana la vida”. Con demasiada frecuencia depositamos nuestro corazón en las personas, en las cosas materiales, en el dinero, en la carrera y en los proyectos. ¿Cuántas veces hemos invertido tiempo y amor en personas que luego nos han decepcionado?

Es muy importante cuidar que nuestro corazón esté protegido. Si está guardado en un lugar seguro, aunque suframos decepciones y penas, nada podrá dañarlo.

Le entregamos nuestro corazón a Cristo cuando conocemos su gracia y su amor. Entonces entendemos que necesitamos que él se encargue de todas nuestras pasiones, para que sean controladas por el Espíritu Santo y no por nuestros propios sentimientos. Esto debería ser una decisión diaria.

¿Cuántas veces nos frustramos y entristecemos por las cosas de la vida? Pero cuando nos mantenemos en el Señor, incluso si las circunstancias nos decepcionan, nuestro corazón no se rompe, porque está puesto en el mejor lugar, donde podemos recibir sanidad y restauración.

 

? Oración:
Señor, te pido que me ayuda a guardar mi corazón. No dejes que me pierda en mis propios sentimientos, sino enséñame a amar y a perdonar como tú lo has hecho conmigo. Te agradezco porque me has restaurado y hoy puedo vivir en paz y esperanza. En el nombre de Jesús. Amén.