La visión de la iglesia siempre inspira a llevarnos, en lo personal y en lo colectivo, a lo nuevo y a más; a influenciar e impactar a quienes están a nuestro alrededor. Pero este objetivo no se logra escribiéndolo en un papel o solo a través de un pequeño grupo de pastores y líderes. Sino cuando tú y yo abrazamos esta visión y le damos vida en las pequeñas cosas del día a día, así nuestro impacto es mucho más grande que si lo hiciéramos solos. Con una sola gota de agua, la lluvia no sería lluvia.
Qué grande es la influencia de la unidad, ser parte de un equipo, una iglesia, una familia que cree y edifica lo mismo. Si constantemente decimos que ‘juntos somos mejores’, es porque lo creemos.
Nuestros sueños, proyectos y visiones son oportunidades para hacer brillar la luz de Cristo y que las personas sean atraídas hacia él.
Cuando ores por tu familia y tu trabajo, por ejemplo, no te limites a pedir protección o bendición, sino ora para que Dios establezca a tu familia y tu trabajo como influencia en tu comunidad. Que los demás puedan ver a Jesús en nuestras vidas y nuestro estilo de vida.