Mateo 8:14-15
Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama, con fiebre. Jesús le tocó la mano y le desapareció la fiebre. Y ella se levantó y se puso a atenderlo.
Estoy seguro que la suegra de Pedro y toda su familia habían intentado hacer de todo para que esa fiebre se detuviese, pero sólo bastó con un toque de Jesús para hacerla desaparecer.
No importa cuánto de tu propio esfuerzo hayas puesto en tus situaciones diarias, la solución es dejar que Jesús las toque para poder superarlas.