Mateo 20:32-33
Una gran multitud seguía a Jesús cuando él salía de Jericó con sus discípulos. Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron:
– ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza:
– ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!
Jesús se detuvo y les llamó.
– ¿Qué queréis que haga por vosotros?
– Señor, queremos recibir la vista.
– Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.
Cuando enfrentamos dificultades, la gente habla sobre nosotros muchas cosas, pero lo que realmente importa es lo que Dios nos dice. Y Él dice que: “Para el que cree, todo es posible” y que: “Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios”.
Si buscas a Dios y clamas a Él, Él se detendrá para escucharte y llamarte.
Persevera y confía. Nuestro Dios es sobrenatural y todopoderoso y, ¡sigue haciendo milagros hoy!