Juan 2:19-21

—Destruid este templo —respondió Jesús—, y lo levantaré de nuevo en tres días.
—Tardaron cuarenta y seis años en construir este templo, ¿y tú vas a levantarlo en tres días? Pero el templo al que se refería era su propio cuerpo.

La mayoría de los milagros que Jesús hacía asombraban a todo el mundo, pero el milagro más grande estaba aún por suceder. Es increíble que Jesús sanase enfermos, liberase cautivos y convirtiera el agua en vino, pero ¿que Dios hecho carne resucitase al tercer día de su muerte física? ¡Creo que nadie estaba listo ni preparado para ver un milagro de esta magnitud!
La muerte de Jesús tenía un significado grande para los fariseos, ya que era su victoria sobre el Mesías, pero Jesús tenía otro plan.
El milagro de su resurrección nos recuerda todo lo que se nos ha sido dado porque él vive ahora. En tu momento más oscuro, cuando todos te dan por muerto, recuerda que ¡algo está a punto de resucitar! Las ruinas en tu vida que algunos piensan que solo con años podrán ser reconstruidas, en las manos de Jesús, ¡pueden ser tan solo tres días!